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VIERNES, 15-FEBRERO-2008

Los gallos de pluma de la Cándana, una microeconomía que vive de exportar

Dos docenas de criadores en una franja del Curueño de apenas tres kilómetros abastecen a pescadores de media España

Pequeños negocios familiares alimentados con mucha artesanía y leyendas antiguas

«Fraga, Cascos y Zapatero vienen a comprar aquí antes de echar la caña en el río»

FirmaAntonio Núñez LugarLEÓN

La economía de los pueblos del río Cueño se asienta, como en todas las zonas rurales envejecidas y semidespobladas, en dos inestables «pes» o patas: las pensiones y las ayudas de la PAC. En la Cándana y una estrecha franja de tres kilómetros de ribera tienen suerte, con La Vecilla, Valdepiélago y Campohermoso, donde las economías familiares se apoyan en otras dos muletas, a saber, la pesca y la pluma de unos gallos que no se dan en ninguna otra parte para engañar a las truchas. El negocio mueve unos cien millones al año de las desaparecidas pesetas (600.000 euros) aunque podría duplicarse fácilmente si las administraciones públicas apoyaran la creación de cooperativas para la fabricación de algo tan simple como las moscas del pescador. En pueblos que apenas suman un millar de habitantes resultan cifras espectaculares, que incluso podrían multiplicarse varias veces con el turismo rural y un pequeño empujón de las administraciones públicas en forma de promoción de las artesanías locales.

Según el presidente de la Asociación de Criadores de Gallos de León, Tomás Gil, que agrupa a dos docenas de granjas, la mayor la suya con medio millar de animales sobre un total de 2.150 en el último censo, el vecindario de la zona lleva cuatro años esperando que la Diputación y la Junta les concedan a sus gallos el «sello de calidad, que sería a los alimentos lo mismo que una denominación de origen, aunque, de momento, sólo tenemos permiso para comercializar la pluma con el escudo de León, lo que no significa nada a efectos de garantías comerciales porque cualquiera puede hacer lo mismo con el jamón o el chorizo de su pueblo».

«Esto no es lo mismo», se añade, «sino algo mucho más serio y restringido. En todo el mundo se reconoce la calidad de la pluma de nuestros gallos para la pesca, que no se dan en ninguna otra parte, pero no en nuestras propias administraciones. Por ejemplo, el 80% de nuestra producción se vende en la mitad norte de España y un 20% se exporta a Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Japón, Rusia o Ucrania, aunque este año también nos han llegado pedidos desde la Patagonia argentina».

Pocos y artesanos

Muy pocos de los criadores tienen esta actividad como «principal», limitándose a complementar con ellas ingresos familiares derivados de la agricultura o la ganadería convencionales. También la inmensa mayoría se conforma con vender la pluma de los gallos como materia prima para que la reelaboren otros quedándose con el valor añadido. Gil, que hace cuatro años intentó hacer una cooperativa de productores para vender el producto final, no ha tenido éxito en sus intentos, «porque los políticos vienen cuando les interesan unos pocos votos y luego nos olvidan». Un estudio de viabilidad de la cooperativa fechado a primeros de esta década debe dormir todavía en algún despacho oficial con el título «Sector cría de Gallo de León» en el que se especifica que las ventas finales podrían llegar a casi 1,3 millones de euros al año, lo que no es poco para la zona, de los que 0,5 millones serían salarios y el beneficio final 0,7 millones más. «Ahora entre todos sacamos como mucho cien mil euros en artesanía de producto terminado y la mitad en pluma que se vende para que otros la reelaboren y comercialicen entre los pescadores».

De hecho, la producción es escasa y tan limitada como la escasa franja geográfica que ocupa, sin que hayan prosperado intentos de reimplantarla en lugares lejanos, aunque de orografía similar, como Jaca (Huesca) o Burgos. En los pueblos de alrededor de La Cándana de Curueño sólo hay 2.150 aminales, que pueden incrementarse estacionalmente en otro medio millar, «pero nunca sobrepasar los tres mil, porque entonces se multiplican las enfermedades». A falta de explicaciones veterinarias los criadores dicen que cada uno de sus gallos necesita diez metros cuadrados de territorio para desarrollarse, un refugio cuando queda herido peleando con los otros machos, pequeños perros que le defiendan de la amenaza del zorro, alambradas aparte y comida, que cada vez es más cara.

Su pluma útil se le quita a lo vivo cuatro veces al año a lo largo de los cinco años que puede vivir el animal más longevo y después acaba en el crematorio, despreciándose su carne, aunque hay quien dice que se puede comer si uno se toma la molestia de tenerla tres horas en la olla. En precios, no hay mercado, según Gil, y, si lo hubiera, «valdrían lo que la carne, pero aquí no se vende». Ha habido, no obstante, alguna excepción reciente. Uno de la zona, cuyo nombre se prefiere mantener en el anonimato, vendió a otro criador francés «un trío de machos por casi mil euros, porque también allí venden a los pescadores la pluma del gallo limusinn, una raza que sacaron de aquí, y cada uno o dos años vuelven a comprar porque no acaban de aclimatarla».

Negocio familiar

Los granjeros de gallos de pluma de La Cándana y sus alrededores alimentan sus gallineros con dos piensos: unos son los naturales de trigo, centeno o maiz y otros las leyendas, que los engordan otro tanto. Según ellos, todo sube en estos días.

Lo del grano se ha encarecido con la crisis de los cereales y la leyenda se mantiene. Manuscritos del siglo XVII, fechados en la lejana Astorga, aseguran que las plumas de la Cándana ya eran apreciadas en aquellos tiempos para la pesca con moca ahogada. Son documentos episcopales, mientras otros señores, clérigos o no, andaban cazando gamusinos.

Sobre el hecho de que los gallos sólo se crían bien en tres por dos kilómetros de valle hay también teorías poco contrastadas, aunque los de La Vecilla juren que son ciertas. No se sabe de dónde procede el brillo de su plumaje, aunque los criadores juran que viene del suelo. «Hubo un criador que quiso modernizar el gallinero y se gastó dos millones de pesetas de las antiguas hará de eso diez años, poniendo cemento en el gallinero, pero luego tuvo que quitarlo y le costó el doble de dinero para que volviera a irle bien».

Según el presidente de la Asociación de Criadores de Gallos de León, Tomás Gil, las cosas se pueden creer o no creer, pero son así. Fuera de allí los gallos «no se dan lo mismo, aunque se los vendamos» y para convencer a los incrédulos cita experiencias. «Los han llevado a Burgos o Guadalajara buscando lugares parecidos a éste, pero la pluma no es la misma, lo mismo que les ha sucedido a los franceses, así que cada poco vuelven todos buscando ejemplares con los que repoblar sus explotaciones, que en calidad no se parecen en nada a las nuestras».

Uranio enriquecido

Entre los mitos de los gallos de La Cándana figura, para explicar el brillo de su pluma, la teoría de que viven en un suelo rico en radiactividad de uranio sedimentado a partir de yacimientos de lo que los geólogos llaman «falla de Almazcara», donde hasta la guerra civil se explotó una mina de cobalto conocida como la Profunda.

Lo más probable, sin embargo, es que los gallos se limiten a dar brillo a su plumaje y cresta atendiendo simplemente a las gallinas en época de celo, alejados como han estado siempre en la montaña de las granjas industriales. La prueba es que todavía hoy se crían con sistemas arcaícos: no menos de una decena de metros cuadrados por animal, refugios para los que después de pelearse con otro macho rival pierden, y perrillos ratoneros, de los que se meten en la madriguera del zorro, para cuidar las gallinas: Levantan apenas unos pocos centímeros, como los gallos el vuelo, si bien no se les acerca ninguno.

Hubo un veterinario, Felipe Robla, que llevó algunos ejemplares para recriar el Jaca (Huesca), pero sólo lo ha logrado después de transportar, de paso, unos cuantos camiones de tierra del Curueño.

La cría

El comienzo de las moscas de pesca empieza con la cría de gallos en una pequeña franja del río Curueño, sobre cuyas propiedades casi mágicas sólo creen los pescadores, los granjeros y pocos más, aunque hay documentos del obispado de Astorga que lo avalan desde el siglo XVII .

La artesanía

El tratamiento de las plumas requiere una cuidadosa experiencia artesana. En elaborar a mano una mosca, no hay otra forma, se tarda un mínimo de diez minutos y el producto final se vende en origen por apenas de 1,2 euros, gallo aparte y con hilo de seda. Es un trabajo complementario y casero.

El producto final es otra cosa y se vende en Internet, supermercados, tiendas especializadas y, más cerca, en los restaurantes del Curueño. Los precios se multiplican varias veces y los criadores quieren participar en el negocio del valor añadido en cooperativa. Falta el apoyo de la Diputación y de la Junta.

Una gran y variada clientela

La clientela de pescadores que cada año se acerca hasta la Cándana o La Vecilla para compras mosca ahoraga de pesca procede mayoritariamente de Madrid para arriba, como Galid,a el País Vasco, norte de Castilla y León, Guadalajara o Cataluña, algo tradicional si se tiene también en cuenta que se trata de las únicas regiones donde se da la trucha. Más recientemente y a remolque de la novedad del turismo rural de interior empiezan a afluír algunos pescadores andaluces, que dejan otro valor añadido, como alojamiento en casas rurales, demanda de guías para pescar en el río, comidas en restaurantes, etcétera. De paso suelen llevarse también algún libro de los muchos editados sobre los increíbles gallos de la zona y el ingreible brillo de su pluma para engañar a los peces, haciéndoles confundir una mosca artificial con un insecto de verdad. También recalan de cuando en cuando algunos extranjeros.

Los clientes más famosos que se recuerdan en la ribera de La Vecilla son, sin embargo, casi todos políticos y relativamente vecinos. Como Manuel Fraga, el ex ministro asturiano Álvarez Cascos o, más recientemente, el presidente Rodríguez Zapatero, su padre o su hermano, que la visitan a menudo. Tanto que sus partidarios ironizan sobre ZP con un «Zapatero Pescador, en vez de Zapatero Presidente» en los bares y restaurantes del entorno. Sobre el éxito en el río pocos pican a la hora de exagerar, visto que el alcalde de Valdepiélago es del PP.

Moscas y anzuelos aparte en el Curueño han conseguido atraer a tantos pescadores que, como no caben en el río, tienen que hacerlos derivar a menudo hacia parajes lejanos, incluso fuera de la provincia. Hay convenios, por ejemplo, para excursiones que acaban recalando en el Duerna alto o en el Órbigo, aguas arriba de La Bañeza o, incluso, en los Ancares lucenses, rayando en la frontera montañesa entre León y Galicia con ríos trucheros y paisajes parecidos al del Curueño.


Fuente: www.diariodeleon.com · © El Diario de León, S.A.

Origen: http://www.diariodeleon.es/hemeroteca/imprimir_noticia.jsp?CAT=345&TEXTO=6570049


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